Diez artistas mendocinos intervinieron huevos de Pascua gigantes con diferentes diseños con el objetivo de celebrar la semana santa al mejor estilo croata. Tunuyán tuvo su representante quien resultó ser la flamante ganadora del concurso. Antonella Agostini (27) quedó seleccionada junto con otros diez artistas todos de la ciudad de Mendoza para participar de la […]
La Tunuyanina Antonella Agostini ganó el primer premio en la “Semana de Croacia en Mendoza”

Diez artistas mendocinos intervinieron huevos de Pascua gigantes con diferentes diseños con el objetivo de celebrar la semana santa al mejor estilo croata. Tunuyán tuvo su representante quien resultó ser la flamante ganadora del concurso.

Antonella Agostini (27) quedó seleccionada junto con otros diez artistas todos de la ciudad de Mendoza para participar de la intervención de los huevos gigantes. Antonella es Artista plástica, vive en Tunuyán y gracias a su arte fue elegida como ganadora del concurso.

“Siempre busco nuevos desafíos, me gusta hacer obras distintas, con diferentes técnicas por eso me interesó esta convocatoria novedosa de pintar un huevo gigante en plena plaza Independencia”

Su obra se plasmó sobre un huevo de 2 metros y medio por un metro 60 de diámetros.  “Pintamos con andamios y con mucha gente que se acercaba a acompañarnos” destacó la joven artista.

“El Reconocimiento de los artistas es muy satisfactorio y fue el mejor premio que podía recibir” cuenta emocionada Antonella.

Los huevos gigantes de fibra de vidrio se colocaron en la plaza Independencia, donde artistas plásticos mendocinos trabajaron sobre las piezas gigantes. Esta actividad se convirtió en un atractivo para cientos de turistas, que se acercan a conversar con los artistas y compartir fotos e historias en sus redes.

El jurado evaluador estuvo compuesto por artistas de renombre y por representantes de la colectividad croata, de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, del Ministerio de Cultura y Turismo de la provincia y de la Universidad Nacional de Cuyo.

La obra la pensó a partir del gusto por la riqueza y opulencia que ostentan los bosques. ”Es una oda a su admiración y un rezo a su cuidado. En cuanto a la implementación, lo primero es que se decidió trascender la norma de la división concéntrica o vertical, proponiendo un trazado helicoidal del huevo, lo cual invita a que el espectador recorra en dos sentidos unísonos, al rededor y de arriba hacia abajo”.

Se destaca una paleta de tonos amplios y suaves que invita sumergir al espectador en un atardecer que permace incubado, diverso, en armonía, ofreciendo desde el color una pista de misterio y aparición.

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